En medio del debate por el nuevo protocolo para la utilización de armas de fuego por parte de las fuerzas de seguridad federales implementado por el Ministerio de Seguridad de la Nación, las miradas están puestas en el episodio que ocurrió en Pilar el pasado sábado en el que dos policías mataron a un delincuente.

El hecho, que ocurrió dos días antes de la entrada en vigencia de la reglamentación dada a conocer por el Ministerio que conduce Patricia Bullrich (que de todos modos no aplica a fuerzas bonaerenses aún), se produjo en la Colectora de la Panamericana en la localidad de Manuel Alberti cuando dos motochorros intentaron asaltar a dos integrantes del Comando de Patrullas de Malvinas Argentinas que se encontraban a bordo de un vehículo. Si bien los policías llevaban sus uniformes, estaban de franco en ese momento.

Uno de los asaltantes se bajó de la moto, se paró en frente del auto y apuntó con el arma que luego se determinó era una réplica de aire comprimido, y dijo "bajate o te mato", según declararon los policías. Estos, siempre según los trascendidos judiciales, dieron la voz de alto, pero al no deponer su actitud el delincuente, abrieron fuego contra él. El ladrón terminó muerto al ser alcanzado por las balas que partieron desde las armas de los uniformados.

Y ahora la Justicia investiga si en el hecho, los policías actuaron en legítima defensa o si cometieron un exceso.

Es que según las primeras pericias, que quedaron a cargo de personal de la Gendarmería Nacional, en la escena del hecho se halló un revólver de aire comprimido, con el que presuntamente el delincuente abatido habría amenazado a los policías.

Además, en el lugar se hallaron 12 vainas servidas, todas pertenecientes a las armas de los efectivos de Malvinas Argentinas.

Según reconstruyeron los investigadores hasta el momento, los policías fueron abordados por ambos delincuentes. Uno se quedó arriba de la moto, mientras que el otro los apuntó con el revolver de aire comprimido para exigirles que bajaran del auto.

En ese momento, ambos efectivos extrajeron sus armas, habrían dado la voz de alto, y comenzaron a disparar, primero desde adentro del vehículo y luego desde el exterior.

El ladrón a bordo de la moto, huyó, mientras que el otro cómplice, identificado como Michael Alexander Mendoza de 24 años, empezó a correr. Cruzó la traza de la Panamericana y cayó del otro lado malherido. Murió desangrado.

En la causa interviene la fiscal Valeria Oyola. Ambos policías quedaron imputados por "homicidio con exceso en la legitima defensa".

Nuevo protocolo
El nuevo reglamento para el uso de armas por parte de las fuerzas federales, que entró en vigencia este lunes, dispone como válido el uso de armas de fuego "en defensa propia o de otras personas, en caso de peligro inminente de muerte o de lesiones graves".

Habilita también su uso "para impedir la comisión de un delito particularmente grave, que presente peligro inminente para la vida o la integridad física de las personas; para proceder a la detención de quien represente ese peligro inminente y oponga resistencia a la autoridad y para impedir la fuga de quien represente ese peligro inminente y hasta lograr su detención".

Al momento del hecho, de todos modos, no regía para fuerzas bonaerenses, ya que el Ministerio aún no adhirió.

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